Y fue paloma por querer ser gavilán


Si, así como dice la famosa canción interpretada por José José, esta historia también es inspirada en el hombre que se convierte en un pobre tonto, ingenuo, charlatán, pero no precisamente porque el amor lo vuelve así, jamás podría el verdadero amor volver así a nadie, sino al contrario, el desamor hacia si mismo, principalmente, y el desamor hacia los demás. 

Reducido a nada, un metal que resuena vacío, cuyo sonido se esfuma en el viento y ya nadie tiene memoria de él, así es el hombre cuando negocia la Verdad, sus principios, ética, se mueve en el doble ánimo, en la falta de carácter y su corazón aleja de la corrección y del consejo sabio, porque según él, se las sabe todas más una y no pide ayuda, ni da explicaciones.  

Recientemente le dictaron sentencia de 15 años de prisión a un actor joven, guapo y quien tenía un futuro prometedor en su carrera. Padre, hijo, hermano y esposo, cegado por un ataque de ira golpeó a un hombre mayor, quien días después murió a causa del fuerte golpe que éste le propinó y ahora el actor se encuentra tras las rejas, protagonizando su propia novela de drama y terror. 

A menudo, pasan hombres frente a mi casa pidiendo ayudas de comida, vestido, dinero, trabajo, y demás. En algunos casos, me gusta hablar con ellos y aunque son historias diferentes, todos coinciden en que sus malas decisiones, rebeldía, necedad y excesos, los llevaron hasta donde están ahora, la indigencia, física y por supuesto espiritual. 

Hace años, un hombre que tenía todo para ser exitoso, decidió irse por la vía de los excesos, drogas y mujeres, hasta llegar a la indigencia de la que se recuperaba cuando lo conocí. Veía en mi buenos oídos para contar sus anécdotas de calle, curaba sus enfermedades venéreas con bebidas de chocolate y su estado ansioso con múltiples tareas al día, hasta quedar agotado y así conciliar el sueño. Su historia de vida impactó la mía.

Asimismo, la de otro hombre, quien tenía edad suficiente para ser mi abuelo, pero no veía la diferencia de edad como limitante para hablarme  de sus historias, al contrario, se complacía haciéndolo y dándome consejos, mismos que atesoro desde entonces. Un día, saliendo de un motel, una bala perdida mató a su amante de turno, y él fue enviado a la cárcel por varios años. Pagó condena por un crimen que no cometió. De buenas que su esposa estuvo con él durante todo el proceso. En medio de aquel infierno, su vida dio un vuelco por completo, fue entonces cuando hizo caso a consejos que había ignorado totalmente. 

Antes, durante y después de ellos, he conocido muchas historias deprimentes de hombres cuyas malas decisiones, excesos y falta de dominio propio los llevaron a ser considerados por la sociedad y por sus familiares como seres no confiables y en muchos casos, como menos que basura.    

Quizás estas historias te parezcan extremas, con seguridad hay peores; sin embargo, también conozco casos de hombres que no se encuentran en estado de calle, pero llevan tanta basura por dentro, que se vuelven indeseables para sus familias, amigos y especialmente para sus hijos, quienes prefieren tenerlos en absoluta distancia.  

Ver a todos los anteriores, su condición deplorable, me recordó al sabio Rey Salomón del que nos habla la biblia, quien luego de ser el hombre más sabio y más rico (hasta la actualidad no hay quien lo iguale) tocó fondo en su vida, realizando prácticas impensables, según narra su historia.  

La realidad es que el hombre puede estar lleno de mucho conocimiento, tener dinero, títulos, fama e incluso ser sabio, como el mismísimo rey Salomón, pero si el hombre no pone límites a sus deseos, a sus bajas pasiones, sino que a todo le dice si y se satisface cada uno de sus gustos y placeres, entonces su fin viene a ser de muerte, principalmente espiritual. 

Los límites son sanos, ya lo había mencionado en otro de mis escritos, y toda relación los necesita, especialmente la relación que tenemos con nosotros mismos; eso es cuidarse, eso es hacerse responsables de si mismos, saber que todo nos está permitido, pero que no todo nos conviene, y tenemos la capacidad para ver qué si y qué no. 

El hombre, en su afán por "vivir" y "disfrutar el momento", volca su corazón a la necedad, a la insensatez y se comporta como una persona fatua (que se muestra engreído en su actitud, comportamiento o manera de hablar), se ciega, se ensordece y se entrona el orgullo, la soberbia y la rebeldía en él, creyéndose un gavilán, acaba como una pobre y triste paloma indefensa que todos ignoran. 

El hombre con sus decisiones levanta un imperio para bienestar de él y de los suyos, o cava su propia miseria, pero con seguridad recogerá el fruto exacto de lo que siembre.



¿Qué estás sembrando? 

En manos del mismo hombre está una vejez con frutos maravillosos, o una con frutos tormentosos. 

Un pobre tonto, ingenuo, charlatán es aquel que decide forjar su propio camino colocando delante de si cada baldosa que pisará, sin escuchar el consejo del albañil experto.

Un pobre tonto, ingenuo, charlatán es aquel que construye un castillo en la arena creyendo que será su fortaleza, porque jamás, en el fondo ha conocido la firmeza de la Roca Fuerte.

Un pobre tonto, ingenuo, charlatán vive en un mundo de mentiras, se miente principalmente a si mismo, y se convence de que nunca nadie se dará cuenta; e incluso, es posible que viva con Cristo en la boca pero con el diablo en el corazón, como cualquier otro ser humano, con la gran diferencia que éste prefiere seguir en esa condición y no hace nada para salir de ella. 

Por lo general, el pobre tonto, ingenuo, charlatán, tuvo un buen comienzo, tuvo inicios gloriosos, pero su fin es una tragedia que no veía venir.

Y, ya sea que alguien habló maldición sobre su vida y éste le creyó, o ya sea que lo haya visto y eso aprendió, lo cierto es que el hombre tiene en sus manos la decisión de volar más alto que un gavilán, o de andar con la cabeza agachada como una paloma, esperando que alguien movido por su lástima, le dé de comer. 

Todo lo anterior, aplica en su totalidad para las mujeres. No es cuestión de género, sino de humanidad y de las prioridades que cada uno tiene en su vida, por ende de las decisiones que toma.

No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Dios, y apártate del mal. Pr. 3:7 




Comentarios

  1. Excelente princesa muy realista

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    1. Gracias por leer y comentar. Así es, muy real 👍

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    2. ¡Estilo magistral! ¡Cómo nos mantienes enganchados en la lectura desde la primera línea hasta la última palabra! De este tu más reciente escrito, tengo que resaltar que ha gustado la salvedad que haces al final, "todo lo anterior, aplica en su totalidad para las mujeres. No es cuestión de género, sino de humanidad..." Por ahí debe haber una que otra que terminó siendo paloma por querer ser "gavilana." Atenta a lo próximo.

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    3. Así es, aplica en su totalidad a las mujeres. No estamos exentas. Gracias por leer cada escrito, comentar y compartir.
      Pronto viene más. 👍

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