Él me mintió
Antes de cumplir mi primer año viviendo en Colombia, tuve un trabajo de
medio tiempo en una oficina. El ingreso de dinero que me generaba era poco, así
que estaba en la búsqueda de uno nuevo.
Alguien cercano, que sabía de mi necesidad, le dio mi número a un hombre que estaba buscando a una chica para que trabajara con su papá como recepcionista del centro comercial que éste gerenciaba.
En cuanto mi conocido me dijo que había dado mi número para una posible oportunidad de trabajo, me alegré mucho y le metí toda la fe al asunto.
Al día siguiente, el hijo del gerente me llamó para invitarme a la entrevista con su papá, a lo que yo respondí que en ese momento no podía porque estaba trabajando, pero que en la tarde si iría.
Como era elocuente vía telefónica, entre palabra y palabra le dije donde trabajaba yo y comentó: que casualidad, estoy cerca, yo vivo por esta zona y antes de irme al centro comercial, paso por allí y hablamos personalmente. Así quedamos.
Al cabo de una hora lo tenía sentado frente a mí en la oficina. Estábamos los dos solos, mi turno era en la mañana y otra compañera cubría la tarde.
Estuvimos conversando como por unos 30 minutos acerca del trabajo, del perfil que buscaban en la recepcionista, el salario y los beneficios que devengaría, horario y cosas por el estilo.
Le parecí la indicada para la vacante, pero él a mí me pareció un expresidiario intentando reivindicarse con la sociedad, sin ánimo de ofender, además aparentaba ser un hombre culto de negocios con su intento fallido de un buen léxico, sus uñas eran un cúmulo de tierra negra, su camisa mal planchada y tatuajes que parecían hechos con vidrio por un inexperto, pésima calidad.
Mostraba prisa por contratarme, estaban en caos con los teléfonos, clientes y sin recepcionista. Yo con mi necesidad de un mejor salario, todo se desarrollaba muy rápido, y aunque reparé en esos detalles, continué, podía ser prejuicio mío, casos se han visto.
Él insistió en que llamara a alguien que me cubriera en la oficina para poder ir hasta el centro comercial y recibir de una vez el portátil y las indicaciones para comenzar ese día.
Llamé a la compañera de la tarde y negociamos el tiempo que me cubriría, ella también sabía de mi necesidad, y acudió a mi llamado, aunque con mucha duda, pero accedió por hacerme el favor.
Antes de salir, en forma de chiste le dije a mi compañera en voz alta y delante del hombre: si algo me sucede, mira bien su cara, (luego entendí que esas palabras salieron de mi boca, pero jamás pasaron por mi mente) y los tres nos reímos.
Me fui de la oficina, y caminamos una cuadra cuando pregunté dónde estaba estacionado su carro, y me dijo: no lo traje, vamos a tomar un taxi.
Detuvo uno, me abrió la puerta y él no se montó, dijo: olvidé que tengo
algo pendiente antes de irme, así que me fui sola con los números de sus
contactos en mi celular, el de él y de su papá.
Al llegar al centro comercial y no ver a su papá en el lugar acordado, sin bajarme aún del taxi, comencé a marcarle a ambos, pero sin éxito. En el número del hijo me decía una mujer que era un "minutero", eso significa que era un número de calle que pagan el minuto de llamada.
Fue en ese momento cuando detuve el ruido de mi cabeza, de mi necesidad, y esa voz maravillosa de Dios que nunca me ha desamparado, me dijo claramente: vete de aquí (aunque me estaba advirtiendo desde el principio, fue en ese momento que le presté atención).
Le dije al señor del taxi que me regresara al mismo lugar, él se volteó y me dijo: si hija vayámonos de aquí, a ti no te querían para nada bueno.
Volví a la oficina y recibí la llamada del supuesto papá, me dijo: la estoy esperando, ¿dónde usted está? ¿El chico está con usted?
(el plan -así me le dejó ver el policía cuando puse la denuncia- era que
el supuesto hijo llegara conmigo, no que me enviara sola y eso molestó mucho al
otro, su tono cambió y era evidente su confusión y rabia).
Le respondí: gracias no me interesa su oferta, y como yo sé algo de genealogías, le recordé a su madre y a toda su generación, además de pronosticarle del mal que moriría. Era lo menos que podía decirle, por hacerme perder el tiempo y por sus planes perversos. Esa misma semana no paraban las noticias en la prensa regional de mujeres desaparecidas.
Fue así como ambos y su red, se quedaron con las ganas de sacarme los órganos, violarme, prostituirme, usarme de narco mula, traficar conmigo fuera del país o quién sabe qué.
Me metieron gato por liebre
Estoy segura que tú que me lees fuiste más suspicaz que yo, y en el segundo párrafo, obviando el título, percibiste las primeras señales y supiste que era una farsa. También me sucedió. Mientras lo escribía.
Me resultó insólito, inaudito que alguien pudiera ser tan incauta, pero, es un hecho, al mejor cazador se le va la liebre, así como también es un hecho que estamos expuestos a que en cualquier momento nos metan gato por liebre, a que nos engañen.
Hoy quiero contarte que después de 5 años vino a mi mente como un flashback este recuerdo, en respuesta a un diálogo interno que tenía con Dios acerca de otra historia de mentiras que recientemente conocí.
Pero esa historia posiblemente sea contada en un futuro, cuando las piezas del rompecabezas estén completas; puede ser el best seller de mi vida, o acercarse, así que la dejaré para después, vale la pena facturar por ella.
Comenzó una especie de analogía entre ambas historias, y entendí, entre otras tantas cosas, lo buenos que podemos ser ignorando las señales que consciente o no, el mentiroso nos va dando.
Te preguntarás, entonces ¿él te mintió, o tú también ayudaste a que te mintiera?
La respuesta es él me mintió, pero yo lo había visto venir y dejé que avanzara con la esperanza de equivocarme o que se retractara, y no lo hizo, así es el que miente deliberadamente, no se retracta por muy descubierto que esté.
Aunque en medio de la conversación me vio con pesar, llegó hasta el final y me envió en el taxi como carnada, y cual cobarde, me dejó ir sola directo por su camino de perdición, sabiendo que me tropezaría y luego se desentendió. Así es el mentiroso.
Sucede que, a veces, somos movidos por las emociones, sentimientos, falta de fe en nuestra intuición, o como me sucedió, la necesidad de un mejor salario. Si, así también algunas personas tenemos necesidad de creer en otras para no perder la fe en la humanidad. Aún los ateos creen que no creen, y en eso creen, esa es su fe.
Quienes decidimos hacerlo, corremos el riesgo de ver estrellas donde no las hay, como me sucedió con el mentiroso.
Desde el primer momento sentí algo diferente, pero pensé: son cosas mías, ¿Cuántas veces nos sucede ese "son cosas mías" respecto a alguien?
Estoy segura, sin temor a equivocarme, que a menudo; vemos algo que no encaja, como que no nos cuadra una parte del cuento, pero aun así decidimos continuar.
En este sentido, debo decirte que por mucho que afinemos nuestras antenitas, no podremos jamás controlar que nos mientan, e incluso que intenten manipularnos, y menos si hablamos de expertos en la materia, por lo tanto, no sirve de nada castigarse por haber sido abiertos, espontáneos y hasta vulnerables con esa persona en su debido momento, al final, cada uno da de lo que tiene.
Vale más centrarse en dar gracias por haber sido librados del engaño y del engañador. En aquel entonces, con el transcurrir de los días, lejos de llorar o molestarme por lo sucedido, sentí un profundo agradecimiento con Dios por haberme guardado, y ese agradecimiento no se me pasará, al contrario, cada vez que me libra de lazos de engañadores, redes de maldad, lenguas aduladoras o blasfemas, veo su fidelidad y cumplimiento de su promesa de librarme del mal.
Concluyo que el hombre miente, engaña, decepciona, se contradice, es de doble ánimo, pero Dios permanece fiel, sin variación en su palabra, ni en sus promesas. La mentira no está en él como en nosotros y eso es un gran detalle para depositar nuestra confianza en alguien así.
Aunque no lo veamos, Él es más real que ese al que si vemos e incluso tocamos. No te dejes engañar, Él es la verdad.
Me atrevo a escibirte, porque desde que lei el articulo del equipaje supe por revelación del Espiritu Santo que tú eras la segunda persona. Tu artículo esta genial, te felcito por ello!!!! Mejor explicado no puede estar. Gracias por hablar en mensaje subliminal. Yo si lo pude entender porque yo fui victima tambien de ese mentiroso del que hablas y del mismo.
ResponderEliminarEl Espíritu Santo es maravilloso, por eso lo amo tanto ❤ Gracias, te bendigo 🤗🙏
EliminarYo he querido escribir algo parecido con la analogia del tronco … admiro tu habilidad de escribir y transmitir. En un futuro no muy lejano cuando vaya a El Paso, espero poder sentarme contigo a degustar de un cafe y platicar.
ResponderEliminarMuchisimas gracias por esa admiración y que bueno tenerte por aquí leyendo mis escritos, eres bienvenida. El cafecito te lo voy a deber, porque no vivo en El Paso. Si visitas Medellín, con todo gusto. Bendiciones.
EliminarEstá genial!! Dios te siga usando hermosa!
ResponderEliminarUn abrazo y Bendiciones desde Mexico ♥️
Gracias por leerlo. Bendiciones y abrazos hasta México.
EliminarTremendo! El hombre siempre miente pero Dios es siempre fiel! Al leerlo me preguntaba cuantas veces no le haz hecho caso a lo que estás pensando por creer que es cosa tuya? Y cuantas veces Dios siendo fiel te ha salvado de tus propias decisiones. Mucho para reflexionar. Excelente!!
ResponderEliminarQue bueno que nos mueven a reflexionar estas líneas, esa es la idea, el objetivo y me contenta que así se cumpla. Gracias, muchas gracias por leer y comentar.
Eliminar💪💝
ResponderEliminar👍💝
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