Tu eslabón perdido existe, sal y encuéntralo!

 

Recientemente retiraron las boletas de calificaciones de mis sobrinos y eso me remontó a mis tiempos de escuela. 

En aquel entonces estaba convencida (y ahora más) de que los maestros y sus números para calificar no me definían, no determinaban quién soy, ni las capacidades que tengo, ni lo lejos que puedo llegar. Solo eran números y calificativos subjetivos.

No se enojen mis amigos maestros, también estuve en el gremio, y pensaba igual. Muchos son extraordinarios y le suman al ser del estudiante, pero otros, no tanto. 

En fin, no recuerdo haber sido sobresaliente en mis notas, parecía una montaña rusa y mi mamá así me lo decía, pero yo estaba segura de mi inteligencia selectiva. 

Nunca repetí de grado, pero en 8vo me quedaron para el segundo período: 5 materias (todas eran numéricas). Hoy me río, pero en aquel momento se me bajó la tensión y me desmayé cuando iba a contárselo a mi mamá. No sabía cómo reaccionaría. Volví en si cuando vi su respuesta relajada.

No era lo que quería, no estaba estudiando lo que me gustaba, pero esa situación cambió cuando ingresé a la universidad, gracias a la ayuda de mi mamá y la prueba vocacional, supe que mi inclinación era hacia la comunicación, las letras, el análisis, y eso estudié. 

Ya no luchaba contra un sistema, sino que conseguí mi engranaje en él. 

No era una batalla, yo iba feliz a la universidad luego de trabajar 8 horas al día, salía a las 11 p.m. de clases, cansada pero feliz. Mi paso por la universidad ha sido hasta ahora, una de las mejores etapas que he vivido. 

Definitivamente mi mamá fue guiada por Dios, yo me dejé guiar por ella y salí victoriosa en esa área. 

Fuí extraordinaria en lo que hice, sobresaliente, sin ánimo de presumir, y eso sí, con toda honestidad, dejé excelente legado en cada proyecto que desarrollé en el campo laboral. 

Todo esto para concluir que la montaña rusa de mis inicios y mis notas "regularzonas" solo me iban mostrando que en el futuro me gustaría sumar y multiplicar únicamente el dinero, de resto, mi potencial iba por otro lado, sin tantas fórmulas al cuadrado. 

Ahora comprendo que en la vida vamos a tomar varios tragos amargos, que aunque no entendamos y no nos gusten, éstos obran para llevarnos a donde debemos estar. 

Puedo decir que conseguí ese eslabón que estaba perdido en mi, y de eso se trata, de ir uniendo las piezas hasta lograr armar el rompecabezas que nos corresponde en esta vida.

Hoy como hija aplaudo a los padres que:

- identifican los talentos de sus hijos desde pequeños y los potencializan. 

- no los comparan con nadie y menos con ellos.

- no hacen comentarios o gestos hirientes cuando sus hijos son el #3 y no el #1 de la clase, sino que aprenden a ver más allá de los números. 

Soy hija producto de esas acciones.

Y volviendo a mis sobrinos, le ganaron un helado a la tía, porque si. Los amo.  

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