Aquí y ahora, para no volverme loca.

A finales de octubre del 2017, estaba sola en una habitación de hotel esperando un vuelo que salía a primera hora del día siguiente para viajar a Colombia. Esa noche previa la recuerdo con mucho desazón, me visitó el peor miedo que he sentido hasta ahora, apenas entendible, con todos los cambios que se me avecinaban. Eso pensé.  

3 años después, terminando diciembre, me desperté cerca de las 4 am, y en vez de buscar el sueño nuevamente, me desvelé y encima me angustié, entré en un estado terrible de ansiedad y miedo. 

Para el mes de octubre del año siguiente, iba en un bus y mientras miraba por la ventanilla, mi mente volaba por otro lado y cuando reparé era porque quería pegar gritos y bajarme corriendo de ese bus. Nuevamente sentí miedo, ansiedad y mucha desesperación.

La ley de ¨causa y efecto¨

Con el paso del tiempo me empeñé en saber qué hice o qué no hice para llegar a esos episodios, cuál fue la causa de tales efectos y así evitarlo a futuro. 

Me paseé por los ciclos repetitivos propios en época decembrinas ¨unos van alegres, otros van llorando¨, lo mismo de cada año; consideré la soledad en las tres oportunidades; no descarté las circunstancias del momento, quienes me rodeaban, ni los temas que conversaba, y aunque todo lo mencionado sumó, concluí que algo tan sutil y sigiloso como un pensamiento, fue el detonante de todo. La semilla que tuvo sus frutos. 

El encerrarme a pensar qué haré, a dónde iré, cómo resolveré, cómo pagaré y escuchar la voz mundial del desaliento, desesperanza, temor, escasez, guerra e incertidumbre, me llevó a visitar un hoyo oscuro de desequilibrio desconocido para mi hasta ese momento. Si, suena feo, y se siente peor. 

Somos lo que pensamos

Aunque respirar, orar e incluso adorar me sirvieron para hacerme reaccionar, comprendí que más importante que saber qué hacer en un ataque de pánico y ansiedad, es aprender a evitarlos. Creo firmemente que al hacerte consciente de la raíz, los puedes evitar, pues no son más que engaños de la mente a los que le damos fuerza si le cedemos la voluntad.

Yo por mi parte:

1.- Escojo darle fuerza a los pensamientos que me edifican y desecho lo demás. 

2.- Cuido lo que escucho, creo en ello y procuro ser consecuente con eso.

3.- Resuelvo una cosa a la vez. 

4.- Me esfuerzo cada día por vivir el aquí y el ahora, y agradezco.

5.- Me ocupo y no me PREocupo. Cada día trae su propio afán y no gano nada adelantándome a eso. 

Es un hecho que no controlamos lo que sucederá mañana, pero si podemos controlar en qué nos invertirmos hoy.

Que tu mente sea una pista de aterrizaje, en la que sólo se posen pensamientos que desciendan de lo alto.

 Filipenses 4:6-7 (NVI)

No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. 

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.


Comentarios

  1. Hola, déjame saber tus comentarios por este medio 👍

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    1. Gracias por leerla y comentar. Te espero más seguido por aquí ;)

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  3. Excelente análisis de la causa de la ansiedad . Me encantan tus historias !

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    1. Gracias por tomarte el tiempo para comentar. Vienen más historias reales ;)

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  4. Cada vivencia nos permite ver más adentro que afuera y eso es Genial. Gracias por compartir. Un abrazo ! 🤗

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    1. Así es, de todo debemos sacar el aprendizaje, sino fue en vano la vivencia. Saludos

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  5. Excelente me e identificado con tu historia

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    1. Es bueno saber que no estoy sola en el asunto jajajaja gracias por comentar

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    2. Ya somos dos entonces, y contando. Gracias. Bendiciones

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  6. Excelente escrito princesa, gracias por compartir, mientras mas damos más recibimos. Que esa pluma se deslice y siga aportando a otras vidas.

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    1. Muchas gracias. Es la idea, aportar a muchos más. Gracias

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  7. Hola Marianny Dios te bendiga excelente entiendo muy bien por lo que pasastes a mi también me ha tocado vivir algo parecido pero lo he vencido con la ayuda de Dios Adelante M.L.

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    1. Gracias M.L. por también compartirlo, es liberador y ayuda a otros. Ya tienes la clave para vencerlo. Continúa. Bendiciones

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